Apodada como «Tacita de Plata», Cádiz es considerada la ciudad más antigua de occidente. Su fundación se remonta al 1100 a. C. de la mano de los fenicios, pueblo marinero que haría de Gadir una importante colonia comercial en la que se asentarían posteriormente cartagineses, romanos, visigodos y musulmanes.
Urbe cosmopolita y abierta, Colón escogió su puerto como punto de partida para su segundo viaje al Nuevo Mundo. La ciudad se convertiría, tras el declive del puerto de Sevilla, en Puerto de Indias, aglutinando el flujo mercantil con América. Esta frenética actividad comercial se tradujo en una etapa de esplendor económico y cultural, en la que se erigen los palacios barrocos con sus características torres miradores.
La Catedral, visible desde el mar, en especial su cúpula recubierta de azulejos dorados, encaja a la perfección con la fisonomía gaditana de aires coloniales. Combina los estilos barroco y neoclásico y su tesoro es de los más importantes de España.
Por su parte, el Barrio del Pópulo, el más antiguo de la capital, conserva las tres puertas de la primitiva ciudad medieval: Arco del Pópulo, de la Rosa y de los Blancos; además del Teatro Romano y la Iglesia de Santa Cruz, la antigua Catedral. En la emblemática Plaza de San Juan de Dios se podrá probar el típico pescaíto frito mientras se escucha en el reloj del Ayuntamiento Amor Brujo del gaditano Manuel de Falla.
Muy conocida es también la Plaza Mina, sede del Museo de Cádiz, con sus famosos sarcófagos fenicios y unos fondos en su sección de Bellas Artes que la convierten en una de las más importantes pinacotecas del país. La Calle Zorrilla, la calle de los bares de tapas por excelencia, conduce hasta el perfecto mirador sobre el mar constituido por los Jardines de la Alameda Apodaca y el Parque Genovés.
Un paseo por el frente marítimo de Cádiz, desde La Caleta al Campo del Sur, evocará al visitante la imagen del malecón de La Habana, y es que son muchas las similitudes que guarda con las ciudades hispanoamericanas, fruto del constante flujo que hubo entre Cádiz y el Nuevo Mundo.
El Teatro Falla, atrae durante más de 20 días la atención de miles de personas, al acoger el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz. Los Carnavales, declarados de Interés Turístico Internacional, son las fiestas más importantes de la ciudad. El pueblo entero se disfraza y se echa a la calle para vivir la alegría, las risas y el desenfreno de esta celebración en medio de coros, chirigotas y comparsas, que parodian y critican en tono de sátira, todos los acontecimientos de actualidad del año.
El Barrio de la Viña es el barrio gaditano por excelencia, acogedor y amigable fuente de inspiración de las letras carnavalescas. Escenario idóneo para probar la típica caballa con piriñaca.
A los ya nombrados pescaíto frito y caballa con piriñaca, hay que añadir la tortilla de camarón, las papas con choco, el cazón en adobo, el atún rojo y muchos más platos típicos de la gastronomía gaditana que aúnan una gran variedad de productos típicos de la tierra provenientes de su riqueza en pescados, de sus magníficas aguas y de todo el conglomerado de productos de las fértiles tierras gaditanas.
Todas las playas de Cádiz son urbanas, exceptuando un tramo de, aproximadamente, dos kilómetros de la Playa de Cortadura.
La Playa de La Caleta es la playa de menor extensión de toda la ciudad y está aislada del resto siendo su atractivo principal su ubicación, en el centro de Cádiz. Los gaditanos la consideran como uno de los lugares más emblemáticos de su ciudad.
También se puede disfrutar de la Playa de la Victoria, considerada la mejor playa urbana de Europa. Tiene una longitud aproximada de 3 kilómetros y lleva recibiendo la bandera azul de forma ininterrumpida desde 1987. Además es la primera playa de España que cuenta también con la certificación de AENOR a la gran gestión medioambiental y la del sello Q de Calidad Turística.
Además podemos destacar la Playa de Santa María del Mar, apodada como «la Playita de Las Mujeres», que reúne unas muy buenas condiciones para practicar surf. Este deporte sólo se puede practicar fuera de las horas de baño o en temporada baja de turismo.